Entradas

Mostrando entradas de noviembre, 2016

LA IMAGINACIÓN #historiasdemiedo

Era una fría tarde de invierno. El cielo se tornó de un color gris plomo y se escuchó el susurro de unos truenos a lo lejos. En un suspiro, todo se volvió oscuro. Se había ido la luz en todo el vecindario. Salí corriendo en busca de mi hermano mayor. La oscuridad era mi sello del miedo y del terror. En ella, se sumían todas mis pesadillas y monstruos, de los que difícilmente podía escapar. Empecé a encogerme en un rincón hundiéndome en la más remota oscuridad del pasillo.  De repente, escuché el sonido de una puerta al abrirse y al segundo, el crujir de la madera vieja que recorría todo el pasillo. Lo primero que pensé, fue en mi hermano y me aventuré a llamarlo. Intenté gritar, pero apenas conseguía que saliera un susurro de mi voz. Estaba demasiado aterrorizado. El sonido estridente que hacían los tablones de la dichosa madera, cada vez estaba más próximo. Notaba la presencia de alguien cerca y estaba seguro que no se trataba de mi hermano. De repente, un olor fétido empezó a co

MIEDO vs VALENTÍA #historiasdemiedo

La valentía. Ser valiente.  Ese adjetivo que define a tantas personas, y que me diferenciaba de tantas otras. Porque yo, más que valiente, era un miedica. Si, era. Ahora ya no. Llevaba semanas rondando por aquel lugar angosto y frío, que dentro de parecer a priori un lugar amplio y limpio, se me antojaba algo siniestro y estrecho. Las eternas horas que pasaba allí, parecían años. Y muchas veces, a pesar de la blancura de las paredes, sentía como la oscuridad y el miedo se apoderaban de mi, como me hacían sentirme pequeñito. Durante aquel mes, apenas pegué ojo. Cada vez, me sentía más cansado y sin fuerza. Apenas comía. Tenía un nudo constante en la garganta que a desgana me dejaba respirar.  Una tarde en la que deambulaba por los pasillos cual vagabundo maltrecho, me topé con un anciano canoso. Tenía la cara como una pasa, unos ojos que me recordaban al color de la coca-cola y una nariz muy respingona. Se sentó a mi lado y se presentó. Se llamaba Francisco y tenía una sonrisa